Prefiera el original, por el momento.
Partamos con los spots de promoción. El primero era atractivo, de una estética muy cuidada, aludiendo a la música característica de su homónima trasandina. El segundo, cuyo objetivo era explicar a qué se dedicaba este team no dejaba claro de qué se trataba la serie. Cosa que comprobé al preguntarle a sujetos que no sabían nada de ella y habían visto el segundo comercial de qué se trataba. La mayoría entendió que se trataba de un grupo que se dedicaba a resolver crímenes. ¿Un presagio? Tal vez.
Esto me hizo pensar que quizás la veríamos los espectadores de la original para compararlas. Y cómo no, si “Los Simuladores” ha sido una tan exitosa que una productora estadounidense compró los derechos para realizarla allá.
La factura de esta versión está por sobre lo que se ve a diario en series de ficción de tevé abierta. Un tratamiento estético que se ve aportillado por los bruscos cortes a comerciales que interrumpían escenas, lo que provoca una falta de tiempo para conectarse con la historia que no tuvo el desarrollo adecuado.
Recién a los 25 minutos de transmisión de “Antecedentes Clínicos” se cuenta cómo funciona este team dedicado a hacer operaciones de simulacro para solucionar problemas cotidianos. Pura logística y tecnología (como Batman). Ahí es donde los simuladores made in Chile quedan cojos. Ver a Medina (Benjamín Vicuña) tomando fotos para la investigación con una cámara digital casera a sólo unos metros del sospechoso resulta poco creíble, mientras que en la original se recurre a tecnología ad-hoc al operativo, como grandes angulares.
La secuencia de la operación para la que Ravenna, interpretado por Daniel Alcaíno debió caracterizarse como un médico español se tornó demasiado tediosa, producto de los términos médicos utilizados, donde el espectador común y corriente no logra entender si el diagnóstico mezcla corsas irrisorias.
Faltó mayor desarrollo de los personajes. A Santos (Bastián Bodenhofer) le falta presencia, elegancia, mientras que Medina (Vicuña) no deja claro por qué es el más impulsivo de todos. El vestuario en la caracterización del técnico de compañía telefónica no logra convencer, habiendo podido aprovechar esa oportunidad para hacer un placementent, como se hizo con un camión de Sodimac que formaba un atochamiento vehicular.
Lo que sí alegra es ver actores como Daniel Alcaíno y Ramón Llao participando de series de ficción, saliendo del encasillamiento del humorista y del teatro para participar en el gran desafío de hacer una versión nacional de “Los Simuladores”, aunque quedaran al debe en su primer capítulo, todavía puede mejorar
Partamos con los spots de promoción. El primero era atractivo, de una estética muy cuidada, aludiendo a la música característica de su homónima trasandina. El segundo, cuyo objetivo era explicar a qué se dedicaba este team no dejaba claro de qué se trataba la serie. Cosa que comprobé al preguntarle a sujetos que no sabían nada de ella y habían visto el segundo comercial de qué se trataba. La mayoría entendió que se trataba de un grupo que se dedicaba a resolver crímenes. ¿Un presagio? Tal vez.
Esto me hizo pensar que quizás la veríamos los espectadores de la original para compararlas. Y cómo no, si “Los Simuladores” ha sido una tan exitosa que una productora estadounidense compró los derechos para realizarla allá.
La factura de esta versión está por sobre lo que se ve a diario en series de ficción de tevé abierta. Un tratamiento estético que se ve aportillado por los bruscos cortes a comerciales que interrumpían escenas, lo que provoca una falta de tiempo para conectarse con la historia que no tuvo el desarrollo adecuado.
Recién a los 25 minutos de transmisión de “Antecedentes Clínicos” se cuenta cómo funciona este team dedicado a hacer operaciones de simulacro para solucionar problemas cotidianos. Pura logística y tecnología (como Batman). Ahí es donde los simuladores made in Chile quedan cojos. Ver a Medina (Benjamín Vicuña) tomando fotos para la investigación con una cámara digital casera a sólo unos metros del sospechoso resulta poco creíble, mientras que en la original se recurre a tecnología ad-hoc al operativo, como grandes angulares.
La secuencia de la operación para la que Ravenna, interpretado por Daniel Alcaíno debió caracterizarse como un médico español se tornó demasiado tediosa, producto de los términos médicos utilizados, donde el espectador común y corriente no logra entender si el diagnóstico mezcla corsas irrisorias.
Faltó mayor desarrollo de los personajes. A Santos (Bastián Bodenhofer) le falta presencia, elegancia, mientras que Medina (Vicuña) no deja claro por qué es el más impulsivo de todos. El vestuario en la caracterización del técnico de compañía telefónica no logra convencer, habiendo podido aprovechar esa oportunidad para hacer un placementent, como se hizo con un camión de Sodimac que formaba un atochamiento vehicular.
Lo que sí alegra es ver actores como Daniel Alcaíno y Ramón Llao participando de series de ficción, saliendo del encasillamiento del humorista y del teatro para participar en el gran desafío de hacer una versión nacional de “Los Simuladores”, aunque quedaran al debe en su primer capítulo, todavía puede mejorar
2 Comments:
Alcaino no me convence en otro rol que no sea Yerko JA!
A estar atento, parece que no es tan mala.
Saludos
Vaya vaya, ahora la critica de medios es on line... pero bueno, ya que nos faltó la conversación de rigor... Concuerdo contigo, absolutamente, aunque debo confesar que me reí en el primer capítulo, creo que dista mucho de la original en el sentido de tomarse en serio, la serie argentina aparece bien estructurada con un guión bien inteligente y práctico que uno, como espectador no queda preguntándose cosas ni por supuesto adivinando los finales. Por lo tanto, la versión chilena me parece más desordenada (como nosotros), improvisada (como nosotros) y chacotera (idem). Por lo menos no la pueden acusar de no reflejar la cultura shilena.. eso y viva shile mierda!
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