HUMAN NATURE

Sunday, June 21, 2009


La tarde en que nos conocimos

Tenía 6 años y la vida escolar hizo que empezara a preguntarle a mi mamá cómo eras, cuándo era tu cumpleaños, qué hacías, dónde vivías y por qué no nos visitabas.
Ella, que siempre ha tratado de propiciar la generación de un vínculo afectivo entre nosotros, produjo el encuentro.
Era una tarde de domingo y mi mamá me cambió la ropa por una de las tenidas “para salir” mientras me contaba que iba a venir a buscarme el “abuelo Alejandro” para llevarme a conocer a mi papá. Por fin el día había llegado y podría preguntarle todas mis dudas a la fuente directa. Imagino -porque no lo recuerdo- que en ese momento debo haber preguntado por qué no venía a buscarme él y supongo que puse a mi mamá en aprietos al no saber qué contestar.
Sonó el timbre, el momento había llegado. El “abuelo Alejandro” había llegado, era un señor gordo, calvo y usaba bastón que saludó amorosamente a mi mamá y se agachó para darme un beso y luego dijo “¿Vamos?”. mi mamá se agachó para decirme que no tuviera miedo, que mi papá me estaba esperando en casa del papá de mi papá.
El “abuelo Alejandro” tomó mi mano y caminamos siete cuadras. Seguramente iba un poco desorientada porque no sabía cuál era la casa a pesar de lo cerca que queda de la mía. En la sexta cuadra doblamos a la derecha y vi a un señor alto y delgado que me miraba intensamente. Paramos frente a él que se agachó instantáneamente, me abrazó y estalló en un llanto que me asustó, por lo que también empecé a llorar y le pedí al “abuelo Alejandro” que por favor me llevara de vuelta a mi casa.

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