¿WIDESCREEN o FULLSCREEN? This is the question
Cuando Jacqueline Mouesca, la historiadora que se ha dedicado a estudiar el desarrollo del cine nacional, me dijo –en el marco de una entrevista- “El cine, más que cualquier otro arte es un negocio”. Le encontré absolutamente toda la razón. Por eso me sorprendió que el debutante Pablo Larraín haya dicho a Wikén que “No hicimos una película pensando exclusivamente en la taquilla” refiriéndose a “Fuga”, su ópera prima.
¿De qué estamos hablando si la película costó un millón de dólares? ¿Cuál es el afán de querer bajarle el perfil al elemento comercial propio del séptimo arte?. Me imagino que cuando los directores trabajan con esa cantidad de dinero de presupuesto, hacen proyecciones de cuánta gente necesitan que vean su obra para recuperar la inversión ¿o no?.
Pero ese doble standard en que insisten algunos directores perturba, molesta. Repito ¿De qué estamos hablando? de que Benjamín Vicuña es el protagonista de “Fuga” por casualidad o por el nivel de arrastre que tiene entre las féminas. ¿Acaso no existe otro actor que pueda personificar a Eliseo Montalbán, un compositor atormentado?. O más bien esto se trata de un revival de los ’80, donde los directores ahorraban y se endeudaban hasta los huesos para hacer la película de su vida y terminaban contando historias incomprensibles –o demasiado personales tal vez- y que pasaban a formar parte de las videotecas de sus padres, abuelos y amigos. Pero los filmes se hacen para que el público las vea. Recién ahí termina el quehacer cinematográfico.
¿De qué estamos hablando si la película costó un millón de dólares? ¿Cuál es el afán de querer bajarle el perfil al elemento comercial propio del séptimo arte?. Me imagino que cuando los directores trabajan con esa cantidad de dinero de presupuesto, hacen proyecciones de cuánta gente necesitan que vean su obra para recuperar la inversión ¿o no?.
Pero ese doble standard en que insisten algunos directores perturba, molesta. Repito ¿De qué estamos hablando? de que Benjamín Vicuña es el protagonista de “Fuga” por casualidad o por el nivel de arrastre que tiene entre las féminas. ¿Acaso no existe otro actor que pueda personificar a Eliseo Montalbán, un compositor atormentado?. O más bien esto se trata de un revival de los ’80, donde los directores ahorraban y se endeudaban hasta los huesos para hacer la película de su vida y terminaban contando historias incomprensibles –o demasiado personales tal vez- y que pasaban a formar parte de las videotecas de sus padres, abuelos y amigos. Pero los filmes se hacen para que el público las vea. Recién ahí termina el quehacer cinematográfico.
Pero no, acá algunos directores –realizadores insisten en este doble standard donde hablar del cine como “negocio” sigue pareciendo un insulto. ¿Para qué hacer películas entonces? para financiar los próximos proyectos (se supone), porque Fondart e Ibermedia no alcanzan para todos. Usan elementos del marketing y merchandising para vender su producto (el estreno de turno), pero si se les compara con otra actividad industrial se les paran los pelos.
El 2005 se estrenaron 15 películas premios y elogios para “En la cama”, de Matías Bize y “Play”, de Alicia Scherson, pero pobres resultados de taquilla en general. Y eso que a fines de 2004 y gracias al exitaso de “Sexo con amor” y su millón de espectadores durante nueve meses de exhibición nuevamente se hablaba del surgimiento de una incipiente y anhelada industria. Se promulgó la Ley, pero toda industria es un negocio y para que el cine chileno deje de comprarse con una montaña rusa lo más urgente es asumir en forma sensata el elemento comercial.
En fin. Aunque no todo es tan nefasto porque hay directores – realizadores que afortunadamente sí tienen la película clara como Nicolás López (“Promedio Rojo”) y Jorge Olguín (“Ángel Negro”, “Sangre Eterna”).
De todas formas, mucha suerte a Pablo Larraín con su ópera prima (que confieso tengo muchas ganas de ver).
PD: Para aquellos vinculados al trabajo cinematográfico que hayan quedado con inquietudes sobre este post, se recomienda “El film y su espectador”, del autor Francesco Casetti, como lectura complementaria, jeje.
* Jacqueline Mouesca ha escrito los siguientes libros relacionados con el cine chileno.
- “Plano Secuencia de la Memoria de Chile, veinticinco años de cine chileno”
- “El Cine en Chile. Crónica en tres tiempos”
- “Cine y Memoria del Siglo XX”
- “El Documental Chileno”
7 Comments:
es que el "artista nacional" se ofende cuando le hablas de plata..
uffff "el artista nacional"
¿amplio concepto para gente tan quisquillosa no?
Saludos
y esperemos que esto no sea una nueva "fuga"
Ehhhh... me cargan los artistas hipócritas, yo soy vendida al sistema, vendo mi creatividad al mejor postor... y salgo harto cara déjame decirte pos oye...
quieor verla quiero verla quiero verla quiero verla
Entre lo comercial y el cine de "autor" está la cosa... el problema es que cuando se quiere hacer algo comercial aparecen todos los "artistas" negando esa parte... por qué lo hacen? no lo se
Al final todo hay que venderlo.
Saludos
Es ridículo pensar el Cine con polos absolutos como "autor" o " comercial".
Es insensato, a su vez, pensar que Jacqueline Mouesca tiene razón, o partir de la tesis de ella. Mal que mal sus libros son pésimos y obvian esos factores que dice haber asimilado. Pero bueno, es lo que hay.
hijo tonto,
y entonces, cuál sería para ud. el fin de hacer películas?
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