This is the end?
Partí a ver “Fuga” tratando de olvidar todo lo que había leído sobre ella. Gracias al gentil auspicio del convenio del Club de Lectores de un matutino con Cinemark pagué mi entrada rebajada, entré a una sala bastante poblada de gente impaciente que había elegido ver esa película frente a la oferta de estrenos.
No voy a cometer el error de volver sobre los aspectos que tanto se han comentado del filme, quiero centrarme en cosas más concretas, como que siempre es bueno notar dónde se invirtió un presupuesto “millonario” para nuestra pseudo incipiente industria cinematográfica. Se agradece que se vea y escuche bien. Una estrella para el equipo técnico.
Los personajes están bastante bien construidos, resultan creíbles y hasta la ambición de Coppa (Gastón Pauls) por tratar de desentrañar y terminar la Rapsodia Macabra puede llegar a entenderse. Es un personaje dual, esos antagonistas que no son completamente malos. Sobre Vicuña me da lata explayarme, creo que está bien, pero es su pega interpretar bien el personaje. Suficiente para nuestro héroe atormentado por su propio talento. Alfredo Castro increíble (sé que todos lo han dicho), pero para los que ya vieron la película entenderán a qué me refiero. Héctor Noguera as himself (como siempre, pero ya no sorprende). Otra estrella para el elenco.
La música está construida de una forma que resulta muy fácil de recordar por los espectadores, que salen pensando o tarareándola, porque es una obra esquizofrénica que aparece para anunciar las partes más importantes del filme. Buen uso del recurso sonoro. Una estrella especial para Juan Cristóbal Meza, el compositor y para José Luis Domínguez, quien la dirigió en su grabación para el filme.
El guión es bastante atractivo y está contado con una estructura no lineal que da saltos temporales muy bien logrados. O sea, el espectador no se pierde cuando pasamos del ahora al pasado o viceversa, pero Pablo Larraín sufre del mismo mal que su alter ego en el filme Eliseo Montalbán (Benjamín Vicuña), porque los últimos 20 minutos de metraje resultan forzados, fuera de la línea argumental en la que había envuelto al espectador. Es como si otro director hubiese encontrado la película sin terminar y se aventuró a intentar cerrar el círculo sin éxito. Queda inconclusa y no porque nunca nos dijeron en forma explícita por qué Montalbán termina encerrado en un hospital psiquiátrico o por qué se fuga de su propia locura.
De todas formas, “Fuga” merece ser vista por el público como Dios manda, en el cine, no en versiones pirateadas donde no podrá apreciar la belleza de muchas secuencias y lo impactante de otras. Véala y comente.