Culebron Wars
Millonarios gastos en spots, avisos en prensa, gigantografías, paletas publicitarias. Todo para capturar audiencia y auspiciadores que solventen la inversión. Unos desean mantener el público conquistado durante el primer semestre, otros intentan revertir fracasos y pérdidas económicas.
Si bien el fenómeno de las teleseries locales partió con “La Madrastra” (Canal 13, 1981) escrita por Arturo Moya Grau y que terminó con un rating histórico de 80 puntos, y es que todo Chile estaba frente a la pantalla para saber quién había matado a Patricia. Según los entendidos en el género de los culebrones, la pelea entre el canal estatal y el del angelito se hizo más fuerte en el 2000 cuando presentaron “Romané” y “Sabor a ti”, respectivamente.
Pero antes esta pelea era poco mediática. Se procedía con el lanzamiento, un evento al que estaba convocada la prensa y ambas producciones salían al aire el mismo día. Así, cada estación televisiva iba anotando el rating online y con esa herramienta se evaluaba cuáles historias generaban más atención del público, para potenciarlas. Algunos repetían el capítulo inicial en horario prime, además del evidente “resumen semanal” para los despistados que no se enteraban de la “nueva versión de la guerra de las teleseries”.
En todos estos años de pelea por el rating ha pasado de todo. Canal 13 tuvo que enfrentar el fracaso de “Piel Canela” y “Corazón Pirata” en el 2001 frente al éxito rotundo de “Amores de Mercado” (Tvn) y cerró su área dramática y su jugada estratégica fue comprar “Betty, la fea” para ponerla al aire en esa franja y le fue bien, aunque esto provocó pataleos de los actores nacionales por la reducción de plazas laborales. Obvio.
En esta pugna entró Mega y con sus miniseries realizadas a una sola cámara y mezclando un elenco de actores profesionales con aficionados, sin que los primeros alegaran. Y “Mitú” se transforma así en el quinto producto hecho por el canal privado. Y le va bien en sintonía. ¿Quién lo diría?.
Un rol fundamental en este marketing lo juegan los actores, que deben asistir a todos los programas de la parrilla de su respectiva casa televisiva y, con su mejor sonrisa participar de aquellos, tragándose algunos speach alternoides como “yo no veo televisión”, “estudié teatro porque soy cool, amo las tablas y jamás me venderé al sistema” para terminar prostituyéndose en la pantalla chica haciendo gimnasia, cocinando y bailando árabe en el matinal, jugando por la tarde a descubra la canción que suena al revés y repitiendo incansablemente “mi personaje se llama...”.Una buena parte de los elencos evita esta forma de marketeo y, cuando participan de él, les cuesta disimular su cara de “lo que hay que hacer por el rating”. Lo mismo digo yo, una espectadora que no tiene tv cable y está condenada a ser testigo de la mítica “guerra de las teleseries”, donde el canal estatal optó por repetir hasta el cansancio los capítulos de “Versus” durante la primera semana. Al final, uno termina viéndola porque se topa con ella a alguna hora del día. Si no es el capítulo es un resumen y si no, el resumen del resumen. Uf. Estoy agotada de tanto ver la transformación de Diego en Iván. Seguiré esperando que parta “Gatas y Tuercas” para ver con cuál de las dos me quedo. El problema es que no me tincan para nada. Plop.
Si bien el fenómeno de las teleseries locales partió con “La Madrastra” (Canal 13, 1981) escrita por Arturo Moya Grau y que terminó con un rating histórico de 80 puntos, y es que todo Chile estaba frente a la pantalla para saber quién había matado a Patricia. Según los entendidos en el género de los culebrones, la pelea entre el canal estatal y el del angelito se hizo más fuerte en el 2000 cuando presentaron “Romané” y “Sabor a ti”, respectivamente.
Pero antes esta pelea era poco mediática. Se procedía con el lanzamiento, un evento al que estaba convocada la prensa y ambas producciones salían al aire el mismo día. Así, cada estación televisiva iba anotando el rating online y con esa herramienta se evaluaba cuáles historias generaban más atención del público, para potenciarlas. Algunos repetían el capítulo inicial en horario prime, además del evidente “resumen semanal” para los despistados que no se enteraban de la “nueva versión de la guerra de las teleseries”.
En todos estos años de pelea por el rating ha pasado de todo. Canal 13 tuvo que enfrentar el fracaso de “Piel Canela” y “Corazón Pirata” en el 2001 frente al éxito rotundo de “Amores de Mercado” (Tvn) y cerró su área dramática y su jugada estratégica fue comprar “Betty, la fea” para ponerla al aire en esa franja y le fue bien, aunque esto provocó pataleos de los actores nacionales por la reducción de plazas laborales. Obvio.
En esta pugna entró Mega y con sus miniseries realizadas a una sola cámara y mezclando un elenco de actores profesionales con aficionados, sin que los primeros alegaran. Y “Mitú” se transforma así en el quinto producto hecho por el canal privado. Y le va bien en sintonía. ¿Quién lo diría?.
Un rol fundamental en este marketing lo juegan los actores, que deben asistir a todos los programas de la parrilla de su respectiva casa televisiva y, con su mejor sonrisa participar de aquellos, tragándose algunos speach alternoides como “yo no veo televisión”, “estudié teatro porque soy cool, amo las tablas y jamás me venderé al sistema” para terminar prostituyéndose en la pantalla chica haciendo gimnasia, cocinando y bailando árabe en el matinal, jugando por la tarde a descubra la canción que suena al revés y repitiendo incansablemente “mi personaje se llama...”.Una buena parte de los elencos evita esta forma de marketeo y, cuando participan de él, les cuesta disimular su cara de “lo que hay que hacer por el rating”. Lo mismo digo yo, una espectadora que no tiene tv cable y está condenada a ser testigo de la mítica “guerra de las teleseries”, donde el canal estatal optó por repetir hasta el cansancio los capítulos de “Versus” durante la primera semana. Al final, uno termina viéndola porque se topa con ella a alguna hora del día. Si no es el capítulo es un resumen y si no, el resumen del resumen. Uf. Estoy agotada de tanto ver la transformación de Diego en Iván. Seguiré esperando que parta “Gatas y Tuercas” para ver con cuál de las dos me quedo. El problema es que no me tincan para nada. Plop.
3 Comments:
Bueno, yo creo que este año los argumentos están lamentables...hasta la del mega es más entretenida.
quiero ver Gatas y Tuercas hay gente mas linda y para eso esta la tele
slds
Al final siempre terminamos viendo alguna, un día cualquiera, para pelarla y decir "que mala es"
jaja
Saludos
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