Sunday, November 10, 2013
Thursday, September 29, 2011
Luego de ese gesto simbólico y anticipado, pasaron muchas cosas en poco tiempo. Ella pasaba gran parte del día durmiendo y cuando estaba alerta, tenía pocos momentos de lucidez.
Me pidieron que ayudara a elegir qué ropa ponerle para su último viaje. Nos demoramos, buscamos lo más lindo y lo que más le gustaba. Fue una ceremonia que compartí con mis primas, en silencio, pero sin pena. Estaba tranquila porque hice todo lo que estuvo en mis manos para que en sus últimos días tuviera todo lo que necesitaba. La acompañé, le hice cariño, la cuidé, le dije lo mucho que la quería y lo importante que era y sigue siendo para mí.
Sé que mi Tía se fue triste porque su enfermedad desató quiebres familiares y diferencias irreconciliables. Se sentía culpable.
Los que estuvieron a mi lado cuando murió saben que lloré y mucho. Esa impotencia de no poder hacer nada para evitar el sufrimiento de alguien que uno quiere es indescriptible. Los que lo han vivido saben a qué me refiero. Mi Tío (ahora viudo) me pidió que por favor leyera el Salmo en la misa del funeral y lo tomé como un honor.
Ahora que recuerdo todo, quizás lo más lindo dentro de este triste proceso de despedida fue que Chris no se despegó de mi lado, me contuvo, me abrazó mientras no paraba de llorar y vivió el luto conmigo.
Al día siguiente y aunque suene muy esquizofrénico, me inundó un sentimiento de paz. Mi Tía había dejado de sufrir y eso era impagable. Reconozco que no me gusta ir al cementerio, pero siento que no lo necesito porque la recuerdo a diario. Era mi confesora, mi ahijada y comadre.
Pronto se cumplirá un año de su partida, todavía recuerdo su voz…
Saturday, August 14, 2010
Trailer:
Sunday, June 20, 2010
LA VIDA DE LOS PECES from sebastian olivari on Vimeo.
Saturday, June 12, 2010
Desahogo
Thursday, April 01, 2010
Chapter VI
“It's you
Who puts me in the magic position, darling now
You put me in the magic position
To live, to learn, to love in the major key”
The Magic Position, Patrick Wolf
Durante mucho tiempo pensé que no necesitaba tener una relación con alguien y que mientras más ambigua fuera la cosa, mejor. Eso de andarle poniendo nombre a los 'ponte tú' no iba conmigo. No quería involucrarme y pasarlo mal... ya pensaba que mi destino era ser sola por la vida. Hasta que miré para el lado.
Me costó hacerlo, pero el destino se encargó de ponerte frente a mis ojos lo suficiente, casi en exceso, como para lograrlo. Por primera vez era capaz de leer las señales que la vida me estaba poniendo en el camino. Claro que me hice la lesa, obvio. Nunca he sido un hueso fácil de roer y esta no sería la oportunidad.
Es bien raro cuando miras a alguien en forma diferente de un día para otro, porque lo que me pasó contigo fue así, literalmente de un día para otro empezó el cosquilleo estomacal y bueno, la cosa se dio.
Me pareció que valía la pena intentarlo, so pena de arriesgar una gran y linda amistad, pero por primera vez en la vida sentí que estaba haciendo lo que realmente quería, arriesgando harto. Tenía susto y mucho. Llevaba mucho rato sola y no sabía si era capaz de tener una relación, de permitirle al otro entrar en mi mundo y entrar en el suyo, pero la filosofía que adopté fue 'No regrets' y así emepezamos a recorrer un camino juntos.
Al principio mi gran pánico era guatear, no entregar lo suficiente, aprender a compartir contigo y entender que en ti sí podía encontrar contensión, apoyo, afecto, amor, así que le puse todo el empeño necesario para ser digna de tener un pololo como tú, porque si esto se tratase de 'ármelo a su gusto' creo que habría solicitado una pareja tal cual.
Y bueno, de eso ha pasado un semestre, SEIS meses, que para mi es haaarto y sé que para ti es poco. Mis grandes amigos de la vida no pudieron disimular su cara de espanto/asombro a medida que se fueron enterando de la noticia y ahora están convencidos de que este tiempo a tu lado me ha hecho bien porque soy muy feliz contigo y espero serlo durante mucho tiempo más.
G
Sunday, June 21, 2009
La tarde en que nos conocimos
Ella, que siempre ha tratado de propiciar la generación de un vínculo afectivo entre nosotros, produjo el encuentro.
Era una tarde de domingo y mi mamá me cambió la ropa por una de las tenidas “para salir” mientras me contaba que iba a venir a buscarme el “abuelo Alejandro” para llevarme a conocer a mi papá. Por fin el día había llegado y podría preguntarle todas mis dudas a la fuente directa. Imagino -porque no lo recuerdo- que en ese momento debo haber preguntado por qué no venía a buscarme él y supongo que puse a mi mamá en aprietos al no saber qué contestar.
Sonó el timbre, el momento había llegado. El “abuelo Alejandro” había llegado, era un señor gordo, calvo y usaba bastón que saludó amorosamente a mi mamá y se agachó para darme un beso y luego dijo “¿Vamos?”. mi mamá se agachó para decirme que no tuviera miedo, que mi papá me estaba esperando en casa del papá de mi papá.
El “abuelo Alejandro” tomó mi mano y caminamos siete cuadras. Seguramente iba un poco desorientada porque no sabía cuál era la casa a pesar de lo cerca que queda de la mía. En la sexta cuadra doblamos a la derecha y vi a un señor alto y delgado que me miraba intensamente. Paramos frente a él que se agachó instantáneamente, me abrazó y estalló en un llanto que me asustó, por lo que también empecé a llorar y le pedí al “abuelo Alejandro” que por favor me llevara de vuelta a mi casa.