HUMAN NATURE

Tuesday, December 20, 2005

El acto de regalar

Ok, lo asumo: me encantan los regalos. Hacerlos y recibirlos provoca una sensación tan satisfactoria como cuando llego a casa con un disco nuevo y procedo a abrirlo, examinar cuidadosamente su carátula y después lo escucho con audífonos. Tal vez por ello nunca le he creído a la gente que dice detestar recibir (abrir) regalos. Es un momento mágico en que la curiosidad te mata. Algunos emplean el tacto para intentar saber qué hay en el interior del paquete. Otros lo zamarrean para saber si suena. Hay quienes se fijan en el peso del obsequio y existimos los impacientes que desgarramos el papel.

Pero el acto de regalar implica ciertos parámetros, que vale la pena clasificar:
Categoría del regalo.
- Importante: Destinado a aquellas personas con las que uno se esmera y complica para encontrar el obsequio más perfecto. Ese que tiene por objeto dejar atónito al destinatario.
- Familiar: Generalmente uno no se complica mucho la vida con estos, tendiendo a regalar ropa. Excepción: madres, seres muy complejas para comprarles algo, porque si le compras algo para la casa, se molestan. Ni hablar de cremas para las arrugas, donde arriesgas quedar sin habitáculo.
- Por compromiso: en esta categoría caen los amigos secretos del trabajo y esa gente a la que "debes" comprarle algo, pero que te da lo mismo qué cosa. Los más prácticos compran cosas al por mayor y hacen el mismo regalo para todos a los que obligadamente debes darles algo.
- De último minuto o comprado a la rápida: lejos el más detestable de todos. Acá caen los dulces, chocolates, licores, vinos y toda cosa que vendan en un servicentro o supermercado, denota poca preocupación.

Categoría del destinatario.
- Mañoso: Ese tipo de gente que antes de abrir el paquete pregunta "¿Tienes el ticket de cambio?"
- Agradecido: aquel que quedará eternamente conmovido con tu gesto, sin importar si le diste un chocolate o un auto cero kilómetro te dará las gracias millones de veces.
- Freak: Ese que te hace recorrer todo Santiago buscando una película o un libro del que poco sabes y que, por supuesto, figura agotada hasta mediados de diciembre.
- Pudiente: Aquel que lo tiene todo y que se transforma en un gran problema para escoger el presente, porque cómo sorprenderlo.
Tipos de comprador:
- Compulsivo: Aquel que se endeuda hasta marzo para cumplir los sueños de otros (o los propios)
- Despistado: El que llega y compra sin tomar mucho en cuenta para quién está destinado el presente. Tienden a comprar ropa y se equivocan en la talla, color, o modelo de la prenda.
- Apretado: Ese que vive quejándose de que no tiene dinero y aparece con alguna excusa como "es que acabo de renovar el auto por uno cero kilómetro", por lo que no se niega internamente a regalar, pero le gusta recibir.
- Moderado: De esos que hacen la lista de obsequios con mucha anticipación, compra antes de tiempo para aprovechar mejores precios y evitar aglomeraciones de gente.

Y ¿en qué categoría caes tú?

Thursday, December 15, 2005

6- La segunda oportunidad de Coca


Hace 10 años con la Coca estábamos en tercero medio pensando qué estudiar. Ella decía que iba a ser psicóloga. Yo estaba indecisa entre diseño y periodismo. Escuchábamos brit-pop y éramos consideradas como freaks dentro de nuestros respectivos cursos. Nuestro paseo en vacaciones de invierno era ir a Los Dos Caracoles y comprarnos alguna tontera como pinturas de uñas con glitter, pinches, mechones postizos de colores. Ahora las cosas son distintas. Ella está profundamente arrepentida de haberse matriculado en la Escuela de Diseño Gráfico y yo soy Periodista cesante por el momento, pero feliz. Lo único que se mantiene son los paseos a Los Dos Caracoles, donde aprovechamos para almorzar juntas y conversar sobre nuestras vidas. Fue en una de estas salidas cuando me contó que había estado pensando seriamente en volver a la universidad, lo que significa empezar desde cero a los 27, que a su vez implicaba que en el criterio de búsqueda de nueva carrera la edad de egreso no fuera importante. Y estaba en su monólogo cuando la interrumpí para preguntar si había decidido qué estudiar ahora. “Sé que te vas a reír... psicología”. Y claro que me reí. Mientras pensaba que estaba pegándose demasiado con su rollo de lo inmadura que fue al momento de decidir qué estudiar la primera vez, ella me dejaba atónita con el nivel de reflexión que había logrado para plantearme una decisión que ya estaba tomada, buscando mi aprobación. Creo que es súper loable que alguien sea capaz de aceptar que cometió un error y que todavía es joven como para “rehacer su vida académica” en vespertino. Trabajar para estudiar. Cuando me preguntó qué opinaba no me quedó otra que cumplir el rol de abogado del diablo ¿cómo lo vas a pagar? ¿has averiguado en qué universidad la dictan en la noche? ¿qué orientación quieres seguir, freudiana? Y al rato me sentí cumpliendo el rol de su mamá y contuve el resto de mis interrogantes para dar paso a la amiga de toda la vida y soltar el speech de “sabes que te apoyaré en lo que decidas, aunque pienso que lo debes meditar bien primero. Que no te pase lo mismo que la primera vez”.Pero ella está rayando con eso de poder ayudar a quienes pasen por la misma desilusión profesional, que su experiencia en fracasos académicos le da la posibilidad de ponerse en el lugar de sus paciente, etc, etc. En mi fuero interno pienso ¿y si nuevamente se equivoca?, porque nadie garantiza que esta opción sea la correcta. El tiempo lo dirá.