HUMAN NATURE

Thursday, September 29, 2011


A casi un año


Días antes de morir, mi Tía me pidió que nos despidiéramos y lo hicimos. Me pidió que fuera feliz, que siguiera adelante con mis planes y que le pidiera a Dios que se la llevara pronto. Ya había dejado de alimentarse, le habían quitado la medicación oral y solo tomaba morfina, cada vez en mayores cantidades. Estaba agotada luego de 8 años de luchar contra el cáncer y ya nos habían dicho que solo había que esperar…

Luego de ese gesto simbólico y anticipado, pasaron muchas cosas en poco tiempo. Ella pasaba gran parte del día durmiendo y cuando estaba alerta, tenía pocos momentos de lucidez.

Me pidieron que ayudara a elegir qué ropa ponerle para su último viaje. Nos demoramos, buscamos lo más lindo y lo que más le gustaba. Fue una ceremonia que compartí con mis primas, en silencio, pero sin pena. Estaba tranquila porque hice todo lo que estuvo en mis manos para que en sus últimos días tuviera todo lo que necesitaba. La acompañé, le hice cariño, la cuidé, le dije lo mucho que la quería y lo importante que era y sigue siendo para mí.

Sé que mi Tía se fue triste porque su enfermedad desató quiebres familiares y diferencias irreconciliables. Se sentía culpable.

Los que estuvieron a mi lado cuando murió saben que lloré y mucho. Esa impotencia de no poder hacer nada para evitar el sufrimiento de alguien que uno quiere es indescriptible. Los que lo han vivido saben a qué me refiero. Mi Tío (ahora viudo) me pidió que por favor leyera el Salmo en la misa del funeral y lo tomé como un honor.

Ahora que recuerdo todo, quizás lo más lindo dentro de este triste proceso de despedida fue que Chris no se despegó de mi lado, me contuvo, me abrazó mientras no paraba de llorar y vivió el luto conmigo.

Al día siguiente y aunque suene muy esquizofrénico, me inundó un sentimiento de paz. Mi Tía había dejado de sufrir y eso era impagable. Reconozco que no me gusta ir al cementerio, pero siento que no lo necesito porque la recuerdo a diario. Era mi confesora, mi ahijada y comadre.

Pronto se cumplirá un año de su partida, todavía recuerdo su voz…